sábado, 19 de noviembre de 2011

Imaginación política...

Del mismo modo que hace tres décadas legisladores constitucionalistas hilvanaban un articulado jurídico destinado a desplazar el tejido fundamental que proporcionaba institucionalidad al país desde 1925, con la redacción de la constitución política de 1980, hoy , estamos moldeando lo que será el Chile de los próximos cuarenta o sesenta años. Ahora si por supuesto, uno no puede exigir pero si debiera esperar , que quienes ocupan un sillón en el congreso eviten la tentación de legislar atentos al repertorio de circunstancias que nos rodean, y levanten la mirada para anticiparse a un futuro completamente distinto , con desafíos propios de otra época y necesidades acordes a una sociedad mas familiarizada con la redes sociales y el impredecible avance de la tecnología , en especial , la de las comunicaciones , donde probablemente, muchos de los cuadros de tríangulacion profesional o de manufactura experimentaran cambios fundamentales. Los noticieros públicos de televisión por ejemplo , serán lo que son ahora programas de radio emisoras locales, y la mecánica de casas de estudio , en particular la universitaria, remodelada para optimizar el espacio tiempo en armonía con el tramado de nuevas herramientas para la enseñanza vía online. Todos los campos del quehacer humano están al borde de transformaciones substanciales , y su impacto en nuestras vidas con una variedad y una amplitud insospechables dependiendo de la inversión que hoy como sociedad estemos dispuestos hacer para mejorar el poder colectivo de adquisición actual y con eso desencadenar un escenario cuya transmisión despeje uno a uno todos los coágulos de distribución que nos impiden un crecimiento económico mas cercano al de un país desarrollado.

Hoy, encontrar un candidato que represente el arquetipo apto para semejante desafío de imaginación y conocimiento computacional , es por decir lo menos , algo prematuro, el líder del futuro , probablemente aun no tiene edad o libre acceso a la maquinaria de coaliciones políticas vigentes ni la voluntad de los actuales caciques para una reforma al pentagrama binominal que los parió . En cualquier caso, la juventud chilena exhibe un interés creciente y estimulante por los asuntos públicos en la izquierda y uno generoso por los asuntos ajenos en la derecha , esta combinación no se veía en Chile ya por medio siglo, y es claro buen pronostico para conseguir acuerdos que brotan desde abajo y se materializan solo con la voluntad de inscripción y voto.

En aras de una transición inevitable a una etapa de revolucionarios cambios y ajustes a la convivencia ciudadana, la participación y no la represión, forma parte de un evolucionar seguro, moderado, gradual y progresista que del mismo modo civilizado que retomamos nuestra senda de república democrática , reforcemos una vez mas el espíritu de nación solidaria y soñadora que nos vio nacer , así, podremos estar protegiendo no solo un futuro de mayor esperanza para el que la necesita con desesperación, si no, uno de mayor desafío para quienes gozan de la oportunidad de proporcionarla con sus decisiones hoy.


Luis Alberto Moya Rebolledo


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